sábado, 6 de septiembre de 2014

El pictograma como proceso de cognición de la arquitectura para personas con discapacidad intelectual. ♡.✿•°`*

Autor: Comeras Serrano, Ángel B.;
Publicación: Zaragoza: Ediciones Universidad de San Jorge, 2014



Resumen del Libro
La comunicación aumentativa es la manera de comunicarse que utilizan las personas cuando tienen dificultades en el lenguaje oral y la comunicación alternativa se refiere a métodos de comunicación usados para remplazar el habla. Los Sistemas Aumentativos y Alternativos de Comunicación (SAAC) complementan o sustituyen el lenguaje oral, permitiendo que las personas con dificultades de comunicación puedan relacionarse y transmitir sus ideas, sentimientos y opiniones, para poder participar en la sociedad. 
El pictograma es un SAAC que mediante una imagen o dibujo puede representar conceptos, ideas, acciones y elementos que forman parte de la vida cotidiana y son utilizados para expresarse y comunicarse.....
Orientar, expandiendo Conciencias .•°`*
Las imágenes y fotos que ilustran la nota, las he encontrado  en la web. (Internet). Si alguna es tuya y deseas que la retire, házmelo saber y si la deseas compartir, estaré encantada de darte el crédito. Gracias  


jueves, 4 de septiembre de 2014

Oliver Sacks reflexiona acerca de la vejez Al cumplir los 80✿•°`*

No pienso en la vejez como en una época cada vez más penosa que tenemos que soportar de la mejor manera posible, sino en una época de ocio y libertad, liberados de las urgencias artificiosas de días pasados




Anoche soñé con el mercurio: enormes y relucientes glóbulos de azogue que subían y bajaban. El mercurio es el elemento número 80, y mi sueño fue un recordatorio de que muy pronto los años que iba a cumplir también serían 80.
Desde que era un niño, cuando conocí los números atómicos, para mí los elementos de la tabla periódica y los cumpleaños han estado entrelazados. A los 11 años podía decir: “soy sodio” (elemento 11), y cuando tuve 79 años, fui oro. Hace unos años, cuando le di a un amigo una botella de mercurio por su 80º cumpleaños (una botella especial que no podía tener fugas ni romperse) me miró de una forma peculiar, pero más adelante me envió una carta encantadora en la que bromeaba: “tomo un poquito todas las mañanas, por salud”.


¡80 años! Casi no me lo creo
Me siento contento de estar vivo: “¡Me alegro de no estar muerto!”
Muchas veces tengo la sensación de que la vida está a punto de empezar, para en seguida darme cuenta de que casi ha terminado. Mi madre era la decimosexta de 18 niños; yo fui el más joven de sus cuatro hijos, y casi el más joven del vasto número de primos de su lado de su familia. Siempre fui el más joven de mi clase en el instituto. He mantenido esta sensación de ser siempre el más joven, aunque ahora mismo ya soy prácticamente la persona más vieja que conozco.


A los 41 años pensé que me moriría: tuve una mala caída y me rompí una pierna haciendo a solas montañismo. Me entablillé la pierna lo mejor que pude y empecé a descender la montaña torpemente, ayudándome solo de los brazos. En las largas horas que siguieron me asaltaron los recuerdos, tanto los buenos como los malos. La mayoría surgían de la gratitud: gratitud por lo que me habían dado otros, y también gratitud por haber sido capaz de devolver algo (el año anterior se había publicado Despertares).

A los 80 años, con un puñado de problemas médicos y quirúrgicos, aunque ninguno de ellos vaya a incapacitarme. Me siento contento de estar vivo: “¡Me alegro de no estar muerto!”. Es una frase que se me escapa cuando hace un día perfecto. (Esto lo cuento como contraste a una anécdota que me contó un amigo. Paseando por París con Samuel Beckett durante una perfecta mañana de primavera, le dijo: “¿Un día como este no hace que le alegre estar vivo?”. A lo que Beckett respondió: “Yo no diría tanto”).
Me siento agradecido por haber experimentado muchas cosas –algunas maravillosas, otras horribles— y por haber sido capaz de escribir una docena de libros, por haber recibido innumerables cartas de amigos, colegas, y lectores, y por disfrutar de mantener lo que Nathaniel Hawthorne llamaba “relaciones con el mundo”.


Siento haber perdido (y seguir perdiendo) tanto tiempo; siento ser tan angustiosamente tímido a los 80 como lo era a los 20; siento no hablar más idiomas que mi lengua materna, y no haber viajado ni haber experimentado otras culturas más ampliamente.

Siento que debería estar intentado completar mi vida, signifique lo que signifique eso de “completar una vida”. Algunos de mis pacientes, con 90 o 100 años, entonan el nunc dimittis“He tenido una vida plena, y ahora estoy listo para irme”—. Para algunos de ellos, esto significa irse al cielo, y siempre es el cielo y no el infierno, aunque tanto a Samuel Johnson como a Boswell les estremecía la idea de ir al infierno, y se enfurecían con Hume, que no creía en tales cosas. Yo no tengo ninguna fe en (ni deseo de) una existencia posmortem, más allá de la que tendré en los recuerdos de mis amigos, y en la esperanza de que algunos de mis libros sigan “hablando” con la gente después de mi muerte.
Las reacciones se han vuelto más lentas pero, con todo, uno se encuentra lleno de vida
El poeta W. H. Auden decía a menudo que pensaba vivir hasta los 80 y luego “marcharse con viento fresco” (vivió solo hasta los 67). Aunque han pasado 49 años desde su muerte yo sueño a menudo con él, de la misma manera que sueño con Luria, y con mis padres y con antiguos pacientes. Todos se fueron hace ya mucho tiempo, pero los quise y fueron importantes en mi vida.

A los 80 se cierne sobre uno el espectro de la demencia o del infarto. Un tercio de mis contemporáneos están muertos, y muchos más se ven atrapados en existencias trágicas y mínimas, con graves dolencias físicas o mentales. A los 80 las marcas de la decadencia son más que aparentes. Las reacciones se han vuelto más lentas, los nombres se te escapan con más frecuencia y hay que administrar las energías pero, con todo, uno se encuentra muchas veces pletórico y lleno de vida, y nada “viejo”. Tal vez, con suerte, llegue, más o menos intacto, a cumplir algunos años más, y se me conceda la libertad de amar y de trabajar, las dos cosas más importantes de la vida, como insistía Freud.


Cuando me llegue la hora, espero poder morir en plena acción, como Francis Crick. Cuando le dijeron, a los 85 años, que tenía un cáncer mortal, hizo una breve pausa, miró al techo, y pronunció: “Todo lo que tiene un principio tiene que tener un final”, y procedió a seguir pensando en lo que le tenía ocupado antes. Cuando murió, a los 88, seguía completamente entregado a su trabajo más creativo.


Mi padre, que vivió hasta los 94, dijo muchas veces que sus 80 años habían sido una de las décadas en las que más había disfrutado en su vida. Sentía, como estoy empezando a sentir yo ahora, no un encogimiento, sino una ampliación de la vida y de la perspectiva mental. Uno tiene una larga experiencia de la vida, y no solo de la propia, sino también de la de los demás.
Hemos visto triunfos y tragedias, ascensos y declives, revoluciones y guerras, grandes logros y también profundas ambigüedades. Hemos visto el surgimiento de grandes teorías, para luego ver cómo los hechos obstinados las derribaban. Uno es más consciente de que todo es pasajero, y también, posiblemente, más consciente de la belleza.
A los 80 años uno puede tener una mirada amplia, y una sensación vívida, vivida, de la historia que no era posible tener con menos edad. Yo soy capaz de imaginar, de sentir en los huesos, lo que supone un siglo, cosa que no podía hacer cuando tenía 40 años, o 60. No pienso en la vejez como en una época cada vez más penosa que tenemos que soportar de la mejor manera posible, sino en una época de ocio y libertad, liberados de las urgencias artificiosas de días pasados, libres para explorar lo que deseemos, y para unir los pensamientos y las emociones de toda una vida. Tengo ganas de tener 80 años.
Cuando me llegue la hora, espero poder morir en plena acción, como Francis Crick
Oliver Sacks es neurólogo y escritor. Entre sus obras destacan Los ojos de la mente, Despertares y El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Su último libro, Alucinaciones, lo publicará próximamente Anagrama.
© Oliver Sacks, 2013
Traducción de Eva Cruz



El Mejor!!!!!!!!!!!!!

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miércoles, 3 de septiembre de 2014

La discapacidad, en el informe de desarrollo humano de la ONU 2014 *.♥´°º¤ø„º° Solidaridad Digital (26/08/2014)


El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) ha valorado positivamente este lunes que el Informe sobre Desarrollo Humano 2014 de Naciones Unidas aborde por primera vez de manera extensiva la discapacidad, "reconociendo la especial situación de vulnerabilidad en la que se encuentran las personas con discapacidad". 


Según informa Servimedia, el informe'Sostener el progreso humano: Reducir vulnerabilidades y construir resiliencia' presta especial atención a los "efectos devastadores de la multidiscriminación que se produce por la suma de las distintas limitaciones estructurales para sobrellevar la adversidad", citando como ejemplo, los efectos de las migraciones o los desastres naturales y haciendo referencia a grupos especialmente vulnerables como las mujeres con discapacidad. 

Así, explica el Cermi, el documento afirma que la vulnerabilidad es "multifacética y dinámica", por lo que "no basta con hacer hincapié de forma exclusiva en la vulnerabilidad económica, es preciso tener en cuenta las capacidades, las oportunidades y las libertades". A este respecto, reconoce la edad y la discapacidad como importantes facetas de la vulnerabilidad.

 

El texto argumenta que las vulnerabilidades suponen una amenaza para el desarrollo humano y, que a menos que se aborden de forma sistemática, el progreso no será equitativo ni sostenible. Además, considera que las personas con discapacidad son "estructuralmente vulnerables" porque se enfrentan a numerosas y limitaciones en su capacidad de hacer frente a los contratiempos. En este sentido, afirma que esta vulnerabilidad estructural reside en que tienen que afrontar barreras adicionales para superar las condiciones adversas. 

También reconoce que el contexto social y las relaciones de poder están muy ligados a la vulnerabilidad de las personas. Así, señala que "las minorías y las personas con discapacidad, se colocan en una situación de desventaja si no pueden expresar sus preocupaciones abiertamente, si el sistema político no se toma en serio sus opiniones o si las instituciones no les sirven como deberían"
 

Del mismo modo, el Cermi destaca la propuesta de la ONU para que las personas con discapacidad sean escuchadas y sean agentes activos en la definición de su propio destino. 

Por tanto, considera que debe haber un mayor reconocimiento de aquellas personas más expuestas a riesgos y amenazas, como los niños y las personas con discapacidad, ya que es probable que necesiten una ayuda adicional para garantizar que sus oportunidades vitales son iguales a las de los demás. 

La ONU recuerda en este informe que la idea básica del desarrollo humano consiste en promover la igualdad de oportunidades en la vida para todos, basándose en el principio de que todas las personas tienen el mismo valor, tal como figura en la Carta de las Naciones Unidas.
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